No hay derecho a prestar

“El fondo de emergencia permanente previsto permite a los contribuyentes asumir los riesgos que los bancos no quieren tomar”.

greVarios países de la zona euro se encuentran a un pelo de la bancarrota. Pero es hora de dejar de pedir prestado más dinero y en su lugar centrarse en la recuperación de la competitividad en la UE, escribe el ‘economista nacional’ Thomas S Jonsson.

Después de todavía otra reunión de emergencia sobre la deuda de la zona euro, no pueden las sonrisas de los líderes de la UE ya ocultar la probabilidad de que varios países del euro se estrellarán, probablemente en relación con la amenaza de recesión.

Los líderes políticos de la UE niegan una verdad fundamental: los países no tienen ningún derecho dado a pedir dinero prestado para el gasto público recurrente. Los gastos del estado deberán ser cubiertos con ingresos tributarios, no con préstamos. La posibilidad de pedir prestado en los mercados financieros, en combinación con el deseo de evitar decisiones impopulares, ha dado lugar a una cultura política en Europa, que puede ser mejor descrita como una adicción enfermiza.

La drogadicción de préstamos permitió a a varios países de la UE a tolerar que el déficit aumentara en medio de la alta coyuntura de 2003-2007 y al mismo tiempo dejar de aplicar las reformas de la economía para aumentar la competitividad. La desaceleración económica de 2008 provocó un déficit coyuntural con ingresos fiscales en caída y aumento de gastos. Las nuevas condiciones suponen probablemente una vía de menor crecimiento permanente y menores ingresos tributarios, por eso deben reformarse tanto las finanzas estatales como la competencia en los países de la UE. Además de charla muy poco se ha hecho en los países del euro.

No es sorprendente que ahora la situación se le escapa de control a los países del euro. Toda una serie de países de la zona euro están muy cerca del abismo donde la deuda pública puede resultar inpagable en una nueva baja coyuntura.

Los préstamos de rescate a Grecia son inútiles porque el país ha pasado el punto en el que las deudas de 350 millardos de euros se vuelven inmanejables (160 por ciento del PIB a finales de 2011).

Se compra tiempo, pero cuando la suspensión de pagos se produce, no sólo los bancos perderán sus reclamaciones, también los préstamos de emergencia públicos se perderán.

El uso continuado de fondos públicos para rescatar a los países del euro se debe detener. Es un desperdicio de recursos y retrasa la conversión de las economías rígidas y finanzas estatales patológicas en la zona del euro.

La verdadera necesidad de los países del euro es dejar de pedir dinero prestado, no endeudarse aún más. Esfuerzos se necesitan ya el 2011, pero por ejemplo el líder de Italia ha dicho, a pesar de su precaria situación con una deuda nacional del 120 por ciento del PIB y un déficit de más del 4 por ciento del PIB, que ajustes presupuestarios futuros pueden esperar hasta el 2013. Grecia no ‘cierra el saco’ en al menos cuatro años, y lo mismo se aplica a Portugal, España, Francia, Irlanda y el Reino Unido (fuera del euro).

El argumento de no reducir los gastos estatales en este momento para no arriesgar una recesión, se basa en la falsa premisa de que el problema es un déficit temporal de la demanda de los consumidores. Pero después de una década con estimulación artificial, a través de déficits estructurales del presupuesto estatal, no ayuda estímulo de demanda keynesiana. El segundo argumento, el estimular al PIB a crecer más rápido que la deuda, se asemeja a una ilusión ya que el crecimiento del PIB en tal caso necesita cuadriplicarse. Reformas de crecimiento tardan años en dar sus frutos, y todavía no se ve el humo de ninguna sugerencia fuerte.

El planeado fondo de emergencia permanente permite a los contribuyentes a asumir los riesgos que los bancos ya no quieren tomar, discordia con el artículo 125 del Tratado de la UE y arriesga con rebajar la calificación crediticia para los países del núcleo de la zona euro. Además falla el fondo de rescate si un país grande es ‘tirado al frío’: las deudas externas de Italia son ocho veces mayores (1.900 millardos de euros) que lo que queda del fondo de rescate de la UE EFSF (250 millardos).

La mejor solución sería que los países del euro rabajaran rápidamente su déficit a través de aumentos de impuestos, recaudación fiscal más eficiente y recortes de gastos (como Suecia en la década de 1990).

La decisión correcta para un país del euro que no puede manejar sus deudas sería rebajar las deudas de manera organizada, dejar de tomar dinero prestado por vía de balanza presupuestaria, y abandonar el euro. Una moneda propia puede permitirse que se deprecie y da al país una mayor competitividad y mejorada balanza de cambio. Será necesario recapitalizar bancos que sean afectados por pérdidas de créditos, pero ¿’cuánto de grande’ es la diferencia en realidad? Grecia ya ha sido asignada con 270 milllardos de euros.

La UE necesita ahora seriamente mejorar la competitividad de los países miembros para hacer negocios con China, India, Brasil y otras economías de rápido crecimiento. La Comisión Europea ha presentado una estrategia prometedora para fortalecer la investigación y la innovación, pero no se sabe la cantidad de esfuerzo que los países miembros están dispuestos a hacer para ponerla en práctica. Política de innovación, alguno? [svd.se]

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