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En el interior hay seis zonas con agua apta para el baño donde se ofertan excursiones y actividades naúticas
- Pantanos y ríos de Málaga se convierten en una alternativa a la costa con una oferta que combina tranquilidad y naturaleza
Existe escasa visibilidad del fondo por lo que el bañista puede encontrarse con escalones de hasta 20 metros en un solo paso.
Una mezcla de sonidos envuelve al visitante desde el primer paso. El viento meciendo las ramas de los árboles, del agua estancada, los pájaros o el zumbido constante de las chicharras. Huyen de la masificación de algunas playas, del bullicio, de la arena e incluso, en muchos casos, del entorno de la ciudad. Isabel Fernández y Roberto Bersabé, matrimonio malagueño, se acerca a la zona de baño del embalse del Conde de Guadalhorce (más conocido popularmente como el pantano del Chorro, en Álora). Atraviesan un camino en sombra desnivelado que sale desde el camping donde están alojados. Van con otro matrimonio y dos niños pequeños. «Nos encanta este ambiente, la naturaleza y la tranquilidad que se respira aquí. Por eso lo elegimos pasar nuestras vacaciones», explica ella. «A mí no me gusta la playa, mucho agobio de gente», interrumpe su marido. «Además aquí los niños se lo pasan en grande y el entorno es magnífico. Se respira paz», añade. Al llegar a la orilla, en un espigón ‘flotante’, se ofertan actividades naúticas: piraguas e hidropedales. «Hoy queremos hacer una excursión por el pantano», explican mientras buscan al monitor.
Los embalses y otras aguas continentales de la provincia de Málaga (aquí se incluyen también ríos, manantiales o balsas) viven, al igual que la costa, su temporada de verano. Y cada vez son más los que se apuntan a esta alternativa vacacional frente a la playa o el chiringuito. «Málaga no es solamente turismo de sol y playa, también hay turismo de interior y este paraje es un privilegio. Es una pena que haya muchos malagueños que viajen fuera y no conozcan nuestras riquezas naturales», indica Paco Lorenzo. Acaba de terminar una excursión guiada en ‘kayak’ que ha compartido con dos de sus hijos. «Hemos hecho una ruta preciosa. A 15 euros con guía y 12 los niños. vamos más barato que una tumbona en Torremolinos», ríe.
El responsable de las piraguas, Germán López explica el perfil del visitante habitual de los embalses. Es muy variopinto: familias enteras, parejas o grupos de amigos. «También hay muchísimos extranjeros. Les encanta la naturaleza», puntualiza. «En el kayak pueden obtener otra visión diferente de este impresionante paisaje y descubrir rincones que de otro modo no podrían conocer», cuenta.
Los usuarios de estas ‘playas de interior’ destacan un sinfín de aspectos positivos. Así, la sombra de los árboles no hace necesario el uso de sombrillas, mientras que la ausencia de arena o que el agua sea dulce aumenta la comodidad. «No te marchas con esa sensación que te deja la sal en el cuerpo», indica Esteban Guzmán, mientras desata su piragua de la vaca del coche.
A la sombra de los árboles
Siguiendo la carretera serpenteante que bordea este pantano, en la zona conocida como el Kiosco, aún hay más bañistas que en la zona del camping. Aquí hay un espacio amplio para el aparcamiento y un pequeño establecimiento para comprar bebidas o algún que otro aperitivo. También hay grifos con agua (no potable) y áreas recreativas con mesas y bancos para descansar o almorzar. Hasta allí se han desplazado un grupo de turistas extranjeros que disfruta de una copiosa comida a la sombra de los árboles que incluye vino, gambas y gran variedad de platos. «Somos de Inglaterra», indican en español aunque con dificultad. «Nosotros combinamos la playa con los pantanos, nos gusta cambiar. A veces playa y otras veces pantano», matizan. […] [diariosur.es]