La cara oculta del maltrato

MALTRADetrás de la denuncia de maltrato contra un menor de edad, muy probablemente está una historia de violencia vivida por el agresor, una familia enferma y la negligencia e incapacidad de las instituciones responsables de proteger a los niños y adolescentes de este país.

Hasta seis meses permanecen los menores en los albergues del Patronato. Ahí reciben comida, ropa y cobijo, también atención en salud y algún tratamiento psicológico dentro de las pocas posibilidades del PANI.

El dispositivo para alimentarlo que le colocaron los médicos con ayuda de cirugía está contaminado porque sus cuidadores no lo limpian y esto le causa infecciones severas. Mario viene desnutrido y sucio. Lo trae la abuela materna. La mamá es una joven de 17 años, callejera y drogadicta. Está embarazada.

La psiquiatra infantil Jazmín Jaramillo no puede evitarlo y levanta la voz: “¡Por Dios! Estamos viendo el caso de este chiquito, pero, ¿dónde estábamos para ayudar a su mamá? ¡Ella también es una menor de edad!”. La espontaneidad de la psiquiatra cae como un balde de agua fría sobre los integrantes del Comité del Niño Agredido, del Hospital de Niños, quienes guardan silencio.

Es un martes de marzo. Apenas pasa de las 8 a. m. En la reunión semanal del Comité (integrado por médicos, psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales, abogados y enfermeras del hospital, y un representante del PANI) se estudian las situaciones más difíciles ingresadas al centro pediátrico en días recientes. El de Mario es uno de los cinco expedientes analizados esa mañana.

Le sigue el de una niña de siete años. Todo indica que fue agredida sexualmente por un tío materno el mismo día en que su familia le celebraba a ella el cumpleaños. El hospital tiene antecedentes de otra hermana en igual situación.

“Llamamos a la oficina del PANI (Patronato Nacional de la Infancia). Nos dijeron que no podían ver el caso porque era viernes, que eran las 3:15 y los funcionarios ya habían salido. Que les pasáramos la información el lunes, por escrito, vía fax”, explicó Cindy. Silencio en el salón.

“¿Y qué se supone que vamos a hacer con la niña?”, preguntó la doctora Ivonne Gómez, la única pediatra que, hasta la fecha, se ha comprometido a trabajar de lleno con el Comité hospitalario. “Pues se quedará en el hospital hasta que le encontremos una alternativa de protección”, responde Jaramillo. La abogada del PANI en el grupo calla y toma nota de la queja. […] [Ángela Ávalos R/nacion.com/La cara oculta del maltrato]

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Casos que han llegado al hospital

“¿Dónde no lo golpearon?”, fue lo primero que preguntó el cirujano cuando vio a aquel bebé de ocho meses. No había un solo lugar donde no hubiera sido salvajemente maltratado. La abuela lo llevó a Urgencias con la justificación de que “se les había desmayado”.

“Llegó con hemorragias en los ojos. Es el caso más agresivo que yo haya visto en los últimos siete años. Creemos que se quedará ciego y sordo”, admitió el jefe de la Unidad de Trauma del hospital de Niños, Marco Vargas.

“La agresión contra los chiquitos es la más infame, pues no pueden defenderse: ni llorar, ni quejarse ni nada”, agregó. “Ahora los casos son más frecuentes y salvajes… más creativos”.

Llegan pequeños con quemaduras de cigarro en los ojos. Otros, llenos de agujas en su cuerpo. “La niña no dejaba de llorar, hasta que le hicimos unas radiografías y encontramos tres agujas incrustadas en la espalda”.

Vargas recuerda otra historia: “la del machetazo en la cabeza”. “Al niño de siete años lo echaron en una carreta con machetazos de espalda a estómago, luego de que su papá matara a su mamá, y el pequeño, por defenderla, se le metiera a la furia del machete. […] [nacion.com/La cara oculta del maltrato]

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