Probamos camello, cebra, canguro, bisonte y pitón
No pude evitarlo. Cuando vi la carne con etiqueta de «cebra» no hubo duda acerca de lo que iba a tener para la cena. No había tampoco duda de que me encontraba en otro país. En la Unión Europea. A una pequeña milla (10 km) de la frontera de Svinesund – en el Nordby Shopping Center más exactamente.
Cuando dejé los ojos deslizarse sobre los muchos pequeños paquetes congelados de carne, descubrí que el animal africano de rayas no era lo más exótico en el congelador. De repente vi «bisonte». Y así «canguro». Mi corazón saltó. OK, ya lo había comido antes, pero es divertido volver a intentarlo.
Entonces descubrí algo inesperado. Claro, es increíble con ‘animales saltadores australianos’ y ‘animales de sabana de rayas’, pero ver carne de camello fue sorprendente. Será emocionante.
Pero no fue lo peor. Tuve que mirar dos veces. Porque era la primera vez que encontré carne de serpiente en el congelador. «Python», ponía.
¿Sabe a pitón? (expresión típica sueca -y parece que también noruega- equivalente a “sabe a mierda” “tiene un sabor horrible”)
Me decidí a comprar todas las carnes de animales. La coincidencia quiso que iba a salir de excursión con los niños el próximo fin de semana. Resultó en un una interesante comida de cinco platos. Nadie sabría lo que había en el plato hasta haberlo probado y comido un poco. Los acompañantes fueron, con algunos pequeños cambios, la misma cosa. (Una variante de cebolla frita, ajos, puerros y varias verduras en una salsa de crema suave).
El primero en salir fue el bisonte:
– ¿Es algo salvaje? «, preguntó uno.
Sí, porque la carne es bastante oscura. Sabía muy bien y era muy tierna, en realidad. Los muchachos bajaron sus hombros. Todos sintieron que podían comer esta carne para la cena.
Pasamos al canguro:
– Esto lo he probado antes, dijo otro. Y es correcto. Estuve sentado en la misma mesa en Australia en 1997, cuando comimos ensalada de canguro mientras esperábamos el avión para Indonesia.
Mis dos experiencias con carne de canguro son buenas. Uno podría pensar que la carne sería dura de tanto saltar, pero mi impresión es la contraria: La carne es tierna y sabrosa. Tomo un filete de canguro en cualquier momento.
Algunas rayas sobre la cebra:
– No sabe especialmente exótica, parecían decepcionados los niños.
Y es correcto. La cebra no lució mucho. Los pensamientos se dirigen naturalmente a todas las personas que tienen cebra como alimento principal. Pienso en todos los programas caros (TV) de la sabana, donde siempre la cebra es la pobre víctima. Leones y tigres dan riendas sueltas sobre los ‘animales de rayas’ con una brutalidad salvaje.
Y a los que se pregunten: No, la carne no tenía rayas
El camello
No pude dejar de poner un poco de canela sobre esto. ¿Por qué? Sí, tanto para poder decir que había comido «camello con canela» y porque nos trae pensamientos ‘poético-existenciales’ de que el camello ha traído especias sobre sus espaldas que establecieron sabor y aroma.
– Un poco seca?, preguntó uno.
Sí. Era imposible negarlo. Bastante dura. El sabor como tal no es para despreciar. Tal vez sea una idea hacer ‘carne picada de camello’ (y tal vez yo sea el primero en introducir el término en Internet? Vale la pena googlear).
Y ahora puedo por fín presumir de haber tragado (carne de) camello.
No, esto no como yo, dijo uno. No sabía lo que era, pero una voz interior le advirtió. Tal vez fue el hombre prehistórico que habló: «Yo no como serpientes».
La carne era de color blanco amarillento. Y lo puedo decir de golpe: no sabe a pollo.
En realidad comienzo a pensar en quienes lanzaron la frase «sabe a pitón» para saber de lo que estaban hablando.
Esto es algo que se come, ya sea porque esté uno a punto de morir de hambre – o para jactarse de ello ante los demás.[Kamel til middag?/ www.dagbladet.no]