Si alguien hace una película sobre Saab, se le puede llamar – película pangpang.
Trata de dos chinos que ganan un duelo contra un alto holandés y se hacen cargo de una fábrica de automóviles sueca.
Los ganadores se apellidan Pang – los dos.
El perdedor se llama Muller.
Ahora hay, por supuesto, aquellos que mantienen que no se debe bromear acerca de cosas serias. No al menos para los 500 empleados de Saab que perderán sus puestos de trabajo.
Pero entonces no estuvieron en la casa municipal de Vänersborg ayer.
Un poco fue como si se hubiera sido escrito una nueva página en un nuevo capítulo en la historia de nunca acabar de Saab en Trollhättan.
Muchos han mantenido que las páginas han llegado a su fin, que el último capítulo se ha terminado.
Pero cuando los representantes de los subcontratistas, representantes sindicales, autoridades fiscales de Hacienda y todos los demás con los que Saab tiene deudas se reunieron ayer, pudieron saber esto:
La empresa de ventas de coches Pang Da y el fabricante de coches y camiones Youngman, quieren hacerse cargo de Saab por completo.
Esto significa que Pang Da compra del 40 por ciento y Youngman el 60 por ciento de participación en la empresa matriz de Saab, Saab Automobile AB.
Muller tendrá que buscarse nuevo curro.
El re-estructurador, el siempre elegante abogado de Estocolmo Guy Lofalk, contó a la multitud experimentada a prueba de paciencia que todos los documentos se firmaron el pasado viernes y que por lo tanto, faltan planes detallados de cómo las deudas de la compañía serán reguladas.
-Hemos trabajado duro y ahora sé que un día realmente tiene 36 horas, dijo Lofalk.
Nadie ni siquiera torció la boca.
Guy Lofalk también aprovechó la oportunidad para agradecer a Victor Muller por sus esfuerzos y dijo que sin el holandés nunca este encuentro se podría haber realizado.
Luego se pasó a través del nuevo plan de negocio que se basa en mantener la producción en Trollhättan, fuertes inversiones en China y lanzar un modelo compacto nuevo.
En ese paquete también va incluido que Saab debe ahorrar un millardo de coronas y por lo tanto despedir a unos 500 empleados.
No vino como una sorpresa, pero debe de haberse sentido como una patada en los cojones para los representantes de los trabajadores que se han ofrecido hasta el cien por ciento durante estos tambaleantes años.
Pero fue cuando el Sr. Pang y el señor Pang tomaron la ‘tribuna de oradores’ cuando algo sucedió.
Cambió.
La negra nube de la duda se pulverizó y desapareció.
Incluso el representante fiscal de Hacienda, que tiene 440 millones de coronas a proteger enderezó sus oídos de forma extra.
El presidente de Pang Da, Pang Qinghua y el presidente de Youngman, Pang Qingnian (Pang es el apellido de los dos, no el nombre) hablaron ambos en chino que fue traducido al inglés por un intérprete que a su vez se tradujo al sueco por el abogado Lofalk.
Ambos Pang y Pang aparentaban severos y aseguraron que eran serios y que tenían suficiente pasta para invertir a largo plazo en Saab.
Dijeron que no irían a ‘verter’ 7, 5 millardos de coronas en Saab si no creyesen en el futuro.
Dijeron que todos con los que Saab debía deudas recibirían su dinero.
Cuando luego llegó el momento de los avalistas de opinar sobre el plan de reorganización dijeron todos los que se expresaron más o menos:
– Esto suena ‘cañón’ (muy bien), ‘seguir conduciendo’ (adelante).
Casi todos. El representante de la empresa Platzers marcó duro diciendo que por el día era la respuesta sí, pero que se puede cambiar más adelante.
Pero así es que Saab debe a Platzer 50 millones de impagos del alquileres, y se ha ofrecido con anterioridad a pagar el 25 por ciento.
La autoridad judicial se retiró y regresó después de un cuarto de hora con la noticia de que la reorganización sigue adelante.
Ahora se trata de convencer a GM, el Banco Europeo de Inversiones BEI y la Oficina de la Deuda Nacional (Riksgälden).
Pero el obstáculo más difícil es la autoridad estatal china National Development and Reform Commission ( NDRC), que debe aprobar el acuerdo.
– Ante mí y el embajador de Suecia en Pekín dieron la promesa de que la decisión será positiva, dijo Lofalk tranquilizadoramente.
Victor Muller se mantuvo en segundo plano durante toda la representación. No parecía contento a pesar de que su boca sonreía.
Cuando la audiencia formal se había acabado y dejaron entrar a los fotógrafos, respondió él a preguntas, pero sin su habitual humor.
Sobre la pregunta de qué valoración recibiría en Trollhattan, respondió:
– I really don’t give a shit! – ‘Realmente me importa una mierda’! (Me importa un huevo, un comino, un rábano…)
Significa exactamente como suena. [gt.expressen.se]