33 alemanes en casas rodantes se gozaron los encantos de Cartagena
El único inconveniente que tuvieron fue que no encontraron parqueaderos especiales para sus casas.
La idea es visitar 17 países, en una travesía que iniciaron a finales de octubre en la ciudad de Buenos Aires, a donde llegaron los vehículos en barcos de carga.
El único inconveniente que tuvieron en Cartagena los 33 alemanes que hicieron tránsito en La Heroica, luego de una travesía por toda Suramérica, fue que no encontraron parqueaderos especiales para las casas rodantes (‘motorhome’) en las que arribaron la semana anterior.
A pesar de que en casi todos los países que habían visitado encontraron estos sitios adecuados para estos vehículos (como sistemas electrónicos, generadores de energía, techo y cerramiento seguro), en ninguna, según lo comentaron los visitantes casi que al unísono, encontraron la magia y la belleza histórica y natural de la Ciudad Heroica.
«Es absolutamente hermosa, increíble y acogedora», dijo en un alemán casi entendible Rita Hammermann, una de las turistas teutonas.
El viaje desde Alemania hasta América fue organizado por una pareja de novios Janette Emerich y Uwe Hamm, a través de la empresa Panamericana Tour, que se encarga de organizar viajes por el mundo con personas de buena solvencia económica y excelente salud, la mayoría jubilados entre los 53 y los 75 años de edad.
Son, en total, 33 las personas que se le midieron a este viaje en 18 vehículos, de diversas marcas, como Ford, Chevrolet, Volkswaven, Iveco y Mercedes Benz, entre otros.
La idea es visitar 17 países, en una travesía que iniciaron a finales de octubre en la ciudad de Buenos Aires, adonde llegaron los vehículos en barcos de carga.
De allí partieron hacia el sur, conocieron La Patagonia, también a Ushuaia, la ciudad más austral del mundo, subieron por Los Andes, conocieron el lago Titicaca, de igual forma el llamado ‘ombligo del mundo’, hasta que llegaron a Colombia por el departamento de Nariño.
Antes de ingresar a Colombia, los vehículos sufrieron varios desperfectos mecánicos, pero el más grave fue la avería que sufrió uno de ellos, en La Paz (Bolivia), al quedar inutilizada por completo la caja de cambios.
Ya en Colombia, la primera sorpresa que recibieron fue el clima de tranquilidad que vieron en cada pueblo que pasaron, muy diferente a las noticias y rumores que habían escuchado allá en Alemania.
«Cuando dijimos que veníamos para Suramérica, de ningún país nos hicieron advertencia, salvo de Colombia, así que cuando entramos casi todos llevábamos el corazón en la mano», señaló Liesel Meter Shádle, otro de los visitantes.
Detalles como las continuas y graves infracciones de tránsito de los conductores en las carreteras colombianas en vías angostas no aptas para velocidades altas, fue lo que más observaron en su paso por los caminos nacionales.
Tampoco les gustó la excesiva tramitología que hay para cualquier diligencia en los puertos o en las aduanas. «No entendemos por qué si tienen computadoras tienen que registrar a mano todo el proceso, eso retarda mucho y hace perder tiempo», aseguraron.
Pero los alemanes también observaron cosas positivas, como el hecho de encontrar muchos agentes de la fuerza pública en todas las carreteras, lo que les brindaba seguridad, y sin las costumbres que vieron en otros países, como Argentina, donde la Policía pedía dinero cada vez que revisaban los vehículos.
Los paisajes del territorio colombiano, el tren cañero, el eje cafetero, el verde de las montañas, las grandes planicies y los ríos y quebradas, fueron muy alabados por los turistas extranjeros.
Cuando llegaron a Cartagena, el asunto cambió. El fuerte calor y la humedad que por estos días azota la Costa Caribe, estuvieron a punto de vencerlos en las primeras horas de visita a La Ciudad Heroica.
Pero poco a poco, y gracias a la guía de Jorge Merlano, un cartagenero de cepa que se pasea como pez en el agua en los asuntos de turismo, los alemanes fueron acoplándose a la ciudad, al punto que, después de 10 días de estar en la ciudad, la mayoría quería quedarse.
Conocieron las callecitas del Centro Histórico, los balcones, las murallas, el castillo de San Felipe, el barrio Getsemaní, las playas de Bocagrande, El Laguito y Marbella, y de todas partes salían con una sonrisa de oreja a oreja, según las palabras de Merlano.
Gozaron como ‘cachacos’ en las discotecas de la calle del Arsenal, comieron en los mejores restaurantes arroz de ‘titoté’ con pescado frito o posta cartagenera, y visitaron a su compatriota Andreas Schoeler, quien tiene una academia de salsa en pleno trópico.
Sin embargo, lo que más les ‘partió el ojo’ (impresionó) a los teutones, fueron las mujeres cartageneras.
«Sencillamente espectaculares», dijo Liesel Meter Shádle. [JUAN CARLOS DÍAZ M. Corresponsal de EL TIEMPO –CARTAGENA //www.eltiempo.com
33 alemanes en casas rodantes se gozaron los encantos de Cartagena]
Verfolgen Sie die Reise ab November 2009 live im Internet
Panamericana 180 Tage 51 – www.seabridge-tours.de/assets/applets/Katalog-2010_web.pdf – www.panamericanatour.de/assets/applets/03.pdf
November 2009 bis Mai 2010 – Reiseleitung · Uwe Hamm & Janette Emerich