«No se permiten mascotas»

Por: María Elvira Samper

SE LLAMA MARÍA VICTORIA PÉREZ. Hace parte de ese grupo de personas que tienen que lidiar todos los días con barreras físicas, sociales e institucionales, porque presentan algún tipo de discapacidad, y para quienes el enunciado de la Constitución según el cual “toda persona (…) goza de los mismos derechos, libertades y oportunidades”, es letra muerta.

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Lo constató, una vez más, hace pocos días cuando llamó al hotel Irotama de Santa Marta para hacer una reserva, que le fue negada cuando explicó que, por su condición de invidente, debía hospedarse con su perro-guía. “No se permiten mascotas”, le dijeron.

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Fue la misma respuesta que recibió cuando intentó buscar alojamiento en el Zuana Beach Resort. Pese a que tiene un carné que certifica su condición y la necesidad de ser asistida por un perro, no logró que los encargados de las reservas cambiaran de opinión o que al menos se tomaran la molestia de consultar. Para ellos, perro es igual a mascota y punto. Error, los perros-guía no son mascotas, son animales de trabajo, acompañantes permanentes que, como una especie de extensión del cuerpo, cumplen la función de los ojos del que no ve. Son entrenados especialmente para ello y siempre llevan arnés, lo que permite controlarlos y guiarse con su ayuda.

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María Victoria —a quien el Hotel Las Americas de Cartagena sí recibió— envió una carta a Cotelco en la que protesta por el trato discriminatorio que recibió, y le recomienda hacer una gestión para que todos los hoteles cumplan con la leyes que protegen a los discapacitados. Varios decretos hacen referencia a ese tipo de animales, a los requisitos que deben llenar para reconocerles esa calidad y a la libertad de acceso de las personas que los necesitan como guía para su movilidad y desplazamiento. Que los empleados de los dos hoteles desconozcan estas y otras normas sobre los derechos de las personas con limitaciones, no es excusa. Un principio universal del Derecho es que la ignorancia o el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento.

María Victoria recibió un trato discriminatorio de los hoteles mencionados (¿les cabe sanción?). Si ella, una mujer educada, con recursos para viajar a la Costa y alojarse en hoteles de lujo, que conoce sus derechos y exige su cumplimiento, que alza la voz para defenderlos, fue maltratada, resulta fácil imaginar el panorama desolador para los miles de discapacitados de los estratos más bajos, que concentran el mayor porcentaje de población con limitaciones (44,6 % en el estrato* 1) y que, además y precisamente por eso, tienen más dificultades de acceso a los servicios de salud, la educación y el mercado laboral, que el resto de la población. […] [www.elespectador.com/opinion/no-se-admiten-mascotas-columna-453286]

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