Ataque de drones marca la nueva estrategia de EE.UU.

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La operación dirigida por la CIA que mató al hombre estadounidense de al-Qaida Anwar Awlaki ha sido elogiada tanto por demócratas como republicanos. Grupos de derechos humanos condenan el ataque, pero es visto como un éxito en la guerra contra el terrorismo y marca un cambio estratégico de la guerra tradicional a ataques de drones de costo efectivo.

El viernes completó la CIA «Objective Troy», la operación de un año y medio de duración cuyo propósito era matar al imán estadounidense Anwar al-Awlaki que se consideró inspiraba tanto al terrorismo como a participar en planes concretos para ello. En EE.UU. la redada ha sido condenada por grupos de derechos humanos, pero alabada por políticos de casi todos los campos.

La Casa Blanca ha dicho sin embargo que antes de la operación había analizado cuidadosamente qué espacio jurídico hay para matar a un ciudadano estadounidense. Ese análisis está clasificado como secreto, por lo que en lugar de explicarse más a detalle se enfoca la administración en lo que se ve como un éxito en la guerra contra el terrorismo y por una estrategia política militar nueva.

Se trata de un uso cada vez mayor y confianza en drones no tripulados, que actualmente están equipados con misiles Hellfire para que el campo de uso se expanda más allá de la recopilación de puro servicio de inteligencia. EE.UU. ha establecido recientemente una red de bases de drones en el área alrededor del Cuerno de África y la Península Arábiga. El relevo de estrategia se nota entre otros por medio de que el general y ex comandante militar David Petraeus se convirtió en director de la CIA el pasado verano cuando el predecesor Leon Panetta fue nombrado ministro de Defensa.

La operación mortal contra Osama bin Laden y esta última – donde también las personas influyentes de al-Qaeda Samir Khan e Ibrahim Hassan Asiri fueron muertas – son éxitos bienvenidos para la cansada de la guerra Estados Unidos que se encuentra en crisis económica. La guerra tradicional es costosa y, según un reporte de la Universidad de Brown el pasado verano, la guerra contra el terror ha costado más del equivalente a 30 billones de coronas suecas.

j jordan_thumb[1]El argumento económico para drones es pues clave cuando la fuerza aérea de EE.UU. estima que el costo de su aparato volador de servicio de inteligencia en todo el mundo se eleva a la cifra relativamente modesta de 35 millardos de dólares al año. Otras ventajas que se mencionan por los partidarios de drones son que el número de vidas que se pierden son menos, tanto de civiles como de soldados estadounidenses.

Pero hay objeciones contra los drones. Especialmente Pakistán, en cuyas zonas montañosas la CIA una vez lanzó el uso, se ha alterado por el hecho de que un estado extranjero con fuerza militar infrinje la soberanía del país. Luego están los que con más matices constatan que los drones pueden ser buenos, pero no como una solución universal. Y además aquellos que se preocupan de que las dos opciones estratégicas ensombran alternativas pacíficas.

– Lo que se pierde son todas las demás fuerzas de poder nacionales como diplomacia, política comercial y ayuda. Pero en estos días no se consideran esas herramientas lo suficiente porque los drones reciben toda la atención, dice el Council of Foreign Relations Micah Zenko al New York Times.

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Otro argumento en contra de los drones, que es pues utilizado en ataques dirigidos contra sospechosos líderes terroristas, es justo la efectividad de los ataques dirigidos. La politóloga Jenna Jordan, de la Universidad de Chicago ha llegado a la conclusión en un informe que los ataques que tienen como intención matar a un líder de un grupo terrorista sólo pueden tener éxito en apenas uno de cada cinco casos. Grupos cuyos líderes no se eliminan se derrumban en mayor medida que otros, escribe ella en su reporte. [dn.se]

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