¿Cómo podemos crear una sociedad que permanezca unida? Cuando Europa este extraño otoño se desgarra en crisis económica, entonces viene esa pregunta de repente tan cerca. No es obvio que las personas se mantengan unidas. Las sociedades pueden ser frágiles. La historia tiene pruebas de ello terribles.
En Suecia no andan los manifestantes por las calles, como en Atenas o Lisboa. De la oscura sombra de la crisis del Euro sólo se puede tener una sensación. Aún así se siente como si la oscuridad y la inseguridad se cuelan, también aquí.
Hay suspense en el aire. Anders Borg, el maestro de las cifras, se ha vuelto más pálido.
Ahora se necesita algo más y más grande que ser un experto en economía. Se requiere un conocimiento de cómo la gente piensa, cuando la crisis económica se desborda en protesta social. Se requiere un conocimiento de lo que sucede, cuando el tejido social se rompe. La economía social no consiste en números. Se compone de personas.
Todavía reina la calma en el idilio sueco, pero el tono cambia. El gobierno burgués ha plantado paso a paso división y conflicto. La política de bienestar ha sido su herramienta.
Con Reinfeldt y Borg al timón, el estado de bienestar sueco se ha convertido en un estado de bienestar para los exitosos. La política de bienestar sueca ya no es general – igual para todos. Apunta diferentes tipos de políticas para diferentes personas.
Reducción permanente de ROT y RUT (reducción fiscal por trabajos de reparación y servicios en el hogar) y reducido IVA en restaurantes son políticas de bienestar para los bien pagados. Una política de bienestar así despierta obviamente resentimiento en todos aquellos que no tienen medios ni para comprar casa, ni para emplear a alguien que haga la limpieza o almorzar en un restaurante. Redución fiscal de trabajo, peor red de seguridad social y caza de beneficios en el estado de bienestar aumentan la llama del fuego.
Pero igualmente perjudicial es la política de bienestar que es orientada solamente a aquellos que tienen más dificultad. Tal política de prestaciones crea resistencia por parte de los que pagan, y margina a los reciben ayuda. Un ejemplo es el apoyo al sustento de Suecia, “socialbidraget” (la prestación social).
En la Suecia de la burguesía decenas de miles de enfermos y desempleados han sido empujados a las prestaciones de sustento con ‘prueba de necesidad’ (behovsprövat försörjningsstöd), en vez de ser protegidos por una seguridad social. Cada vez más personas se convierten en ‘recibidores de ayudas’. Los más perjudicados son los padres solteros y sus hijos. Las brechas aumentan. La confianza se reduce.
Así tiembla también Suecia en un momento, cuando Europa va hacia una crisis social y política.
El ministro de finanzas Anders Borg, ha conducido categóricamente Suecia hacia la desigualdad y conflicto social, al parecer sabio como un búho. Borg es al mismo tiempo el halcón en Europa, donde saluda a sus colegas para ahorrar más y todavía más. ¿Dónde terminará esto?
Los ministros de finanzas de Europa saben todo sobre los mercados efectivos e incentivos inteligentes. Pero no parecen haber aprendido mucho de la historia económica, o de la sociología y la psicología. Ni el pueblo ni las sociedades pueden soportar cualquier tipo de incentivos. Un día el tejido se rompe. [aftonbladet.se]