La bloguera lesbiana de Damasco era un hombre

tom macmaster aminaNo era siria, tampoco lesbiana. No es una activista alzada contra el régimen ni ha desaparecido en sus mazmorras. De hecho, ni siquiera es una mujer. Amina al Araf era tan solo el pseudónimo tras el que se escondía Tom MacMaster, un norteamericano de 40 años estudiante en Edimburgo, que anoche escribía la última entrada del Blog con el que escandalizó y concienció a medio mundo ‘Una lesbiana en Damasco’.

«No creo haber hecho daño a nadie. Creo haber creado una importante voz sobre asuntos que me preocupan enormemente (…) Estos acontecimientos han sido modelados por gente que los vive a diario», explicaba en una entrada subida a su bitácora anoche titulada ‘Disculpa a los lectores’.

«Sólo he intentado iluminar a la audiencia occidental. Esta experiencia confirma tristemente mis sentimientos hacia la a menudo superficial cobertura de Oriente Próximo (…) Saludos, Tom MacMaster. Estambul, Turquía. El único autor de todos los post de este blog«.

Durante meses, Tom MacMaster se inventó un universo presentado a los lectores como una realidad. Firmaba como Amina, una joven siria-norteamericana recién trasladada a Damasco que describía cómo vivía su homosexualidad en el conservador contexto árabe. A medida que la revolución social adquirió fuerza, Amina comenzó a tomar parte activa de las protestas hasta sufrir un intento de detención frustrado por la intervención de su padre.

La pasada semana, su prima Rula comunicaba a los lectores que Amina había sido detenida y que había desaparecido en las prisiones del régimen. Todo era mentira. Rula era otra personalidad del impostor, algo que sería imposible de saber hasta su propia confesión. La prensa se hizo eco furioso del arresto arbitrario de la joven, la Embajada norteamericana activó sus mecanismos para encontrarla, los lectores se movilizaron en las redes sociales exigiendo la liberación de lo que ya se consideraba un icono de la revuelta siria…

 
Incluso concedió entrevistas

MacMaster no sólo se inventó dos personalidades y un relato que presentaba como verdadero. Concedió entrevistas por correo electrónico con medios tan prestigiosos como ‘The Guardian’ en las que respondía como si realmente fuese Amina, robó fotos a Jelena Lecic, una joven croata afincada en Londres para elaborar su perfil en Facebook, mantuvo una relación sentimental en la distancia con una joven lesbiana canadiense, Sandra Bagaria -se intercambiaron unos 500 correos electrónicos en seis meses- y se transformó en un símbolo de la represión contra los sirios, contra los árabes, contra la comunidad LGBT regional…

Ha decepcionado a los lectores que seguían su blog, a quienes se movilizaron por la liberación de Amina -15.000 seguidores del más potente grupo Facebook en una semana- y a muchos activistas que ahora se ven desacreditados.

A MacMaster le corresponde, al menos, pedir serias disculpas ante toda la gente que se involucró con su personaje de ficción. Pero también a los periodistas que cubrimos Oriente Próximo y que nos hicimos eco de la supuesta detención de Amina, si bien la situación en Siria nos mantiene en una difícil disyuntiva.

El régimen no nos permite entrar en el país para comprobar lo que ocurre y es difícil que responda a las llamadas telefónicas y las peticiones de entrevistas. No se puede acceder a una versión oficial de los hechos más que por los medios estatales, y al mismo tiempo los vídeos y los testimonios que llegan de Siria no pueden ser ignorados.

Pero darle voz a una parte sin estar sobre el terreno y sin acceder a la otra versión de los hechos nos deja en manos de impostores como MacMaster, capaz de fabular con la revuelta social siria contra 40 años de dinastía Asad desde su dormitorio estudiantil de Edimburgo, entre otros muchos peligros. […] [Monica G. Prieto/elmundo.es]

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