Con 4 niños a través de 37 países

Con su especialmente equipado Land Rover condujo la familia Ringdahl 60.000 kilómetros a través de 37 países. Después de 16 meses de viaje llegaron a su destino final – Camboya.

Todo empezó con un viaje a través de África. Junto con el hijo mayor Temba, que tenía tres meses cuando salieron, viajaron Ola y Nina Ringdahl 45.000 kilómetros desde el sur de África a través de todo el continente africano arriba a El Cairo y continuación vía Suecia hasta el Cabo Norte. Una experiencia que despertó el apetito. Así que después de algunos viajes cortos por Europa con coche especialmente acondicionado, salieron a la aventura de su vida, ahora con cuatro hijos.

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En un Land Rover Defender 130 reconstruído, condujo la familia a través de Europa del Este, Ucrania, Turquía, Irán, Pakistán, India, Nepal, Malasia, Singapur, Tailandia, Laos, Vietnam y finalmente Camboya.

– Viajar en coche ofrece fantásticas oportunidades de elegir su propio camino. No se es dependiente de nadie ni de nada. Y los niños se adaptan con tanta rapidez, llevó tal vez un par de semanas antes de que estuviésemos acostumbrados a las rutinas, dice Ola Ringdahl. La familia está formada ahora también de los niños Disa y Tinna, que tenían cuatro y dos años cuando salieron de Suecia, y el hermano pequeño Atlas que tenía siete meses. El hijo mayor Temba había tenido tiempo de cumplir siete años e iba al primer año escolar cuando la familia iba a partir de viaje.

– Demoramos bastante tiempo antes de hablar con el rector de la escuela, pero tuvimos suerte. Él opinó que nuestro viaje era una gran idea, así que Temba pudo continuar en la clase pero recibir enseñanza de nosotros, dice Nina.
El rector quería que Temba estuviese en contacto con sus compañeros de clase a través de un blog, lo que también hizo que los niños de la clase no se olvidaran de él durante el año y medio que la familia estuvo ausente.

¿Tuvísteis algunos puntos especiales (altos) durante el viaje?

– Nos tomamos el tiempo y cargamos las pilas para cada nuevo país y nunca quedamos decepcionados, pero los países que más nos sorprendieron por lo bien que lo pasamos tanto fueron Rumania, Ucrania y Pakistán, dice Nina.

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¿Qué os pareció Pakistán?

– Acabábamos de estar en Irán, que es un país bastante descolorido y triste. La gente era muy agradable en su propia casa, pero fuera en la ciudad no querían hablar abiertamente. Pakistán ofreció un deslumbrante despliegue de color. La gente era muy amable. La comida fue de sosa a picante y excitante. Pakistán no es el país más liberal del mundo, pero en comparación con Irán parecía así. Fue una diferencia cultural enorme, dice Ola. (‘Ola’ en sueco se pronuncia ‘Úla’)

Nina estaba también contenta de librarse de ropas de cobertura completa y pañuelo en la cabeza que estaba obligada a llevar en Irán.
Desde el principio había la pareja pensado pasar Pakistán en tres o cuatro días porque habían oído que era tan peligroso permanecer allí. Pero la familia permaneció durante casi un mes. Del paisaje desértico de las regiones talibanesas viajaron a los fructíferos campos agrícolas del centro de  Pakistán y luego arriba a Cachemira en el norte de Pakistán, con las cordilleras más altas del mundo, gente de montañas y paisaje impresionante y variado.

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Otra experiencia positiva inesperada para la familia fue la India.

– Pensamos que sería sucio por todas partes y que sufriríamos gripe estomacal, pero experimentamos que la India era un país fantástico para viajar alrededor. Nos quedamos tres o cuatro meses, cuenta Nina.

¿No se convirtió nunca en problema el viajar con cuatro hijos durante tanto tiempo en un coche?

– No, en realidad es más fácil estar fuera y viajar con cuatro hijos que tener cuatro hijos en casa, cuando todos van a ir a diferentes direcciones por las mañanas y a diferentes actividades. Cuando se está fuera y se viaja se hace todo juntos y el proyecto del día trata de qué queremos experimentar (ver) y dónde vamos a comer y dormir.

La familia durmió durante todo el viaje en una tienda de campaña en el techo del Landrover, y cuando toda la familia – uno a uno – se arrastraba fuera por mañana, había no poco frecuentemente gente curiosa alrededor del coche.  

– Era como si un OVNI hubiese aterrizado. A menudo teníamos audiencia cuando hacíamos nuestras necesidades biológicas matinales, se ríe Nina.

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El coche al que lo bautizaron con el nombre de Alhambra (la casa roja en árabe), fue como un reloj hasta llegar a la India. Allí se rompió la caja de cambios y pronto funcionaba sólo la cuarta velocidad.

Pero Nina y Ola tomaron un riesgo y confiaron en que la cuarta aguantaría los 2.000 kilómetros que les faltaban hasta Goa, donde se iban a reunir con la madre de Ola durante las Navidades. Como no podían dar vuelta atrás acampaban a un lado de la carretera, en las paradas de autobuses y estaciones de servicio durante las cinco noches que les quedaban hasta Goa. Y la caja de cambios les llevó hasta allí.

Habida cuenta del tiempo que la familia estuvo fuera y viajó, sufrió pocos incidentes. Toda la familia se mantuvo sana los 16 meses que estuvieron fuera, aparte de la hija mayor Disa que enfermó de gastroenteritis en la India.

Pero algunas situaciones problemáticas tuvieron después de todo. En Nepal fueron a parar en medio de un a revuelta y cuando conducían en las montañas del norte de Pakistán se produjo un aguacero que la carretera comenzó a resquebrajarse. También experimentaron un terremoto en Pakistán, pero la familia sobrevivió en todas las ocasiones sin sufrir daños.

También tuvieron algunos incidentes menores. En las montañas en Nepal llegaron en una ocasión tan cerca de una pared de montaña con el coche que una roca cayó sobre una cabra, que murió.

ola ringdahl y familia

– Esto fue en medio de un pueblo y toda la gente salió corriendo a la calle y se puso a gritar, dice Ola.

La cabra pertenecía a una mujer en el pueblo y era su única propiedad. O sea que resultó en negociaciones en la plaza del pueblo y después de un acuerdo con la mujer la familia pagó por la cabra. La multitud se dispersó y podieron seguir conduciendo.

– Se trata de no precipitarse y dejar que tome el tiempo que tome. El hecho de que tuviéramos niños con nosotros hizo que la gente siempre era amable y amistosa, dice Ola.

En el cruce de frontera entre Laos y Camboya el policía fronterizo se negó a permitir que pasara la familia, si no le pagaban. Ola y Nina no pagan sobornos por cosa de principios. En protesta acamparon en su lugar junto a la valla fronteriza. Mientras esperaban leían cuentos, se entretenían y veían películas en el coche con el aire acondicionado encendido. Frente a esta terquedad los corruptos policías de frontera se rindieron.

– Después de dos días pudimos entrar en Camboya.

Ahora la familia Ringdahl ha estado en casa poco más de un año, y ya comienza a sentirse un hormigueo por  el cuerpo por otra nueva aventura.

– No habíamos estado en casa más de unos días cuando los niños preguntaron: «¿Vamos a estar aquí para toda la vida ahora?» [Traducido del texto de Ann-Catrine Johnsson en vagabond.se]

Kapstaden Nordkapp 333 dias 45.000 km 26 países

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