Un joven búlgaro accedió a un comercio chino en el centro del núcleo turístico y utilizó un cuchillo de grandes dimensiones para acabar con la vida de una ciudadana de 60 años que residía en Tenerife.
La víctima fue elegida al azar y todo el dantesco suceso fue grabado por las cámaras de seguridad del establecimiento. El autor fue interceptado por un vigilante de seguridad y viandantes.
Un crimen macabro, cruel y dantesco sobrecogió ayer a Los Cristianos y a toda la sociedad canaria. Un joven búlgaro de 28 años de edad, identificado como Deyan Valentinov Deyanov, mató y decapitó a una mujer británica de 60 años con un cuchillo de grandes dimensiones en el interior de un comercio en el centro del pueblo. Después, cogió la cabeza, salió con ella a la calle en medio de los gritos de horror de los viandantes y la soltó en medio de la acera a pocos metros del edificio Valdés Center. Después de cruzar la calle en dirección al centro cultural, un vigilante de seguridad, con la colaboración de dos viandantes, consiguió interceptarlo y reducirlo hasta que llegaron agentes del Cuerpo Nacional de Policía.
El presunto autor de la muerte violenta es un conocido indigente de la zona, con diversos antecedentes policiales y que padece problemas psiquiátricos. De hecho, su carácter problemático y conflictivo la han padecido comerciantes y viandantes, como reconocen varias fuentes policiales. Funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía y de la Policía Local han intervenido en numerosas ocasiones con el individuo por altercados en diversas circunstancias.
Poco después de las diez y veinte de la mañana, Deyan Valentinov entró en la tienda Shung, un amplio comercio chino situado en la parte baja del complejo Valdés Center. Sus movimientos quedaron registrados por las cámaras de vigilancia del establecimiento. Tras hacerse con un cuchillo, caminó por un pasillo, pasó al lado de la víctima y se quedó mirándola. Inmediatamente, volvió hacia la mujer británica y empezó a apuñalarla. Según fuentes policiales, la fallecida recibió 14 heridas de arma blanca. Después, la tiró al suelo y la decapitó ante la mirada horrorizada de varios testigos que evitaron enfrentarse al homicida.
Con la cabeza en una mano y el cuchillo en la otra, Valentinov salió por la puerta principal del comercio. Las decenas de testigos que vieron la escena comenzaron a gritar aterrorizados ante el macabro espectáculo. Bajó por una rampa en dirección a la avenida Ámsterdam, giró a la derecha y caminó unos 50 metros por la acera, hasta que un vigilante de seguridad le hizo frente y, tras golpearlo en los brazos, se le cayó la cabeza sobre las losetas, entre el jardín del edificio y las palmeras de la vía pública.
Gritos
Uno de los testigos del suceso, un hombre de origen caribeño, manifestó a EL DÍA que vio que el individuo, de 1,70 metros y complexión delgada, salía corriendo del comercio oriental. En principio, el viandante pensó que se trataba de un ladrón que escapaba con una bolsa entre los gritos de varias personas que estaban por el lugar. Pero, al fijarse mejor, observó que el joven llevaba una cabeza. Después de un primer enfrentamiento con el vigilante, «cruzó la calle corriendo», en dirección a las proximidades del parque infantil del centro cultural, según el mismo testigo. Fue en ese lugar cuando el vigilante, con ayuda de un viandante, pudo tirarlo al suelo, reducirlo y ponerle los grilletes. A pesar de todo, el búlgaro ofreció una gran resistencia. […] [PEDRO FUMERO/eldia.es]