De copas: ¿en tu casa o en la mía?

Los españoles moderan sus salidas: aperitivos en vez de comidas; reuniones domésticas en vez de discotecas – Lo ‘gourmet’ entra en el hogar
  • Los ‘burger’ ganan clientes, los pierden restaurantes de mayor calidad
  • Más personas van a su trabajo con el ‘tupper’ para evitar el menú del día
  • Solo un 39% de los españoles reconoce que sale como antes de la crisis
  • Los expertos, sorprendidos por la intensidad de la caída del consumo

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El efecto tupper desbanca al menú del día. Aumentan las reuniones sociales en las casas, la fiesta a la europea; y cada vez está más de moda quedar a tomar una caña o un aperitivo en lugar de ir a comer a un restaurante. Lo que al principio de la crisis se percibía como algo temporal o incluso anecdótico ha dado paso a un cambio en las costumbres de los consumidores españoles. La recesión se nota en el ocio y en la cesta de la compra. Cada vez se gasta menos y lo que se gasta se piensa mucho más. Los españoles, amantes de la vida en la calle y de frecuentar bares, restaurantes y discotecas, no dejan de hacerlo radicalmente, pero ajustan su gasto. Ahora se toman una copa en lugar de varias y el jamón bueno se lo comen en casa.

Las familias están angustiadas por la crisis y trasladan ese sentimiento al gasto. El consumo ha caído por primera vez en un año. En 2009, el gasto medio de los hogares descendió un 4,8% y, lo que es más preocupante, las familias ahorraron en todos los capítulos de gasto salvo el de la vivienda, acuciados por el pago del alquiler o la hipoteca. Gastos difícilmente reducibles.

Las cifras no engañan. El patrón de consumo está cambiando. Solo un 39% de los españoles sale tanto como antes de la crisis. Pero se buscan pequeñas soluciones: un 20% ha aumentado su consumo de productos gourmet en casa y el 9% utiliza más la tarjeta de crédito para mantener su estilo de vida, según el estudio Las cuatro caras de la crisis de la agencia CP Proximity presentado ayer y elaborado con más de mil entrevistas en profundidad a consumidores españoles.

Este no es el único informe que apunta estas tendencias, que se observan desde hace unos tres años, pero que se agudizan mes a mes y que parece que han arraigado. Otra investigación reciente de la consultora PricewaterhouseCoopers (PwC) muestra que los españoles, un poco obligados por la situación, han descubierto las ventajas del ocio casero. Un 60% se ha apretado en cinturón y opta por reducir su gasto en diversión en la calle. Además, si salen a comer o a cenar escogen un restaurante más barato.

«Las pizzerías, hamburgueserías, en definitiva, la restauración organizada ha visto incrementada su cifra de negocio. Las visitas a otros restaurantes, más caros y selectos ha caído«, analiza Víctor J. Martín, profesor de Política Económica de la Universidad Complutense de Madrid, y uno de los investigadores del macroestudio de Mercasa (la empresa pública de los mercados mayoristas), recién publicado.

Según esa investigación, la crisis ha reducido el consumo en restaurantes pero ha aumentado el de los aperitivos en bares. Aunque las cañas y las tapas cuestan un 5,5% más que el año pasado su consumo ha aumentado más de un 5%. Y otro cambio, las veladas se alargan: la última copa se toma en el mismo restaurante en vez de ir a tomar varias a otro lugar.

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El estudio de Mercasa revela que los españoles solo gastan en comer y beber fuera de casa un euro frente a los tres que dedican a hacerlo en casa. Y este cambio no es solo porque las reuniones caseras se están poniendo de moda. «Ha aumentado el efecto tupper. Muchas personas que trabajan fuera de casa y antes salían a tomar el menú diario ahora se llevan la fiambrera. Los restaurantes de menú han visto cómo su cifra de negocio está disminuyendo», apunta Martín. «Los ciudadanos moderan su gasto no solo porque se ven afectados por la crisis. También por precaución, y eso se nota. Las salidas son prácticamente las mismas, no todo el mundo se sacrifica y se queda en casa, pero casi todos están reajustando el gasto», añade el profesor de Política Económica.

La necesidad de apretarse el cinturón no solo ha transformado el ocio. También ha alterado la cesta de la compra. «Son cada vez más los consumidores que miran el precio de los productos que antes compraban por costumbre. Ahora se es consciente de las diferencias de precios», analiza Ruben Sánchez, de Facua Consumidores en Acción. […] [M. R. SAHUQUILLO / R. MUÑOZ/ De copas: ¿en tu casa o en la mía? · ELPAIS.com]

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