CALIFORNIA: El sueño pronto podrá haber acabado

California podría convertirse en la primera víctima occidental del cambio climático.

Durante más de un siglo ha sido California el ‘país’ de los sueños. Pero pronto el sueño puede haberse acabado. California puede muy bien llegar a ser la primera y más grande víctima occidental del cambio climático, escribe Mattias Hagberg en el segundo de dos artículos sobre en el sur de California. (El primer artículo lo titula ‘La buena vida en Los Ángeles’ (Det goda livet i Los Angeles).

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Me despierto debido a que el sistema de riego se pone en marcha y comienza a bombear el agua a lo largo de los exuberantes jardines del hotel y pequeños palmerales. A pesar de que no son más que las de 7 de la mañana muestra el termómetro ya más de 30 grados a la sombra.

Esto es Palm Springs, un oasis artificial de unos 50 km² (246,3 km² según Wikipedia) en una de las zonas más desoladas del mundo, el desierto al sureste de Los Ángeles, California. Aquí nunca ha sido la intención de que gente fuese a vivir. El agua es algo que escasea y el calor es insoportable. Temperaturas diurnas de más de 40 grados son comunes. Todo lo viviente que no está adaptado a la vida en el desierto muere a causa del ardiente calor y la falta de agua. ¿Quién se acuerda de cuándo llovió la última vez?

A pesar de esto, Palm Springs es un paraíso. Con la ayuda de un ingenioso sistema de riego crece verde en el desierto. Cientos de miles de palmeras proporcionan sombra y unas 10.000 piscinas privadas dan frescura. Dentro de una periferia de algunas millas hay más de 100 campos de golf.

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¿Por qué quiere alguien vivir aquí? La respuesta es simple: Porque el verano es eterno. Porque el cielo siempre es azul claro y el calor constante.
Palm Springs es el sueño californiano de ‘speed’. En ningún otro lugar en el continente americano es la idea de que todo es posible tan evidente como aquí. El hombre ha conseguido literalmente florecer el desierto. Palm Springs es para muchos estadounidenses la prueba de que los seres humanos son los señores de la Tierra – el ambiente más inhóspito puede con la tecnología convertirse en un exuberante y agradable jardín.

Durante más de un siglo ha sido California el ‘país’ de los sueños. El área entre el Océano Pacífico al oeste y las montañas de Sierra Nevada al este han hecho que gente de todo el mundo haya abandonado sus hogares para comenzar una nueva y mejor vida aquí. Lo que tan sólo hace 150 años era un remanso prácticamente desconocido es ahora uno de los centros absolutos del mundo – una potencia económica, cultural y tecnológica, poblada por casi 40 millones de personas.

Pero pronto el sueño puede haberse acabado. California puede muy bien llegar a ser la primera y más grande víctima occidental de los cambios climáticos. El estado federado está siendo literalmente quemado por el sol y la falta de lluvia.

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Para entender California debe uno darse cuenta de que todo el estado es un Palm Springs en megaformato. California es totalmente dependiente de un sistema de riego enorme y muy avanzado. El agua se lleva en grandes acueductos de montañas y ríos en el este a ciudades y zonas agrícolas en el oeste. Sin agua a cientos de millas de distancia serían  Los Ángeles y San Francisco pequeños puebluchos rurales y la agricultura californiana un semi-desierto.

California experimenta actualmente una de sus peores sequías desde que el estado fue fundado a mediados del siglo XIX. La sequía dura ya 4 años, y ahora, durante la primavera y verano, ha comenzado a resultar aguda. Las reservas de agua en el este simplemente no se llenan al ritmo que es necesario para que la vida continúe como antes.

Jerry Brown, gobernador demócrata del estado manifestó recientemente que California ha entrado en una nueva era en su historia. Todos deben ahora cambiar su estilo de vida para que la crisis del agua no se agrave.

– La gente ha vivido en California durante más de 10.000 años. Pero rara vez ha tratado de más que unos pocos cientos de miles de personas. Ahora somos más de 38 millones de habitantes y hay más de 32 millones de vehículos en el estado. Requiere que nos adaptemos a los cambios climáticos que experimentamos

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A pesar de la gravedad de la situación ha sido el mensaje de Jerry Brown siempre positivo. Él ha dictaminado una y otra vez que los problemas de California son ciertamente una parte del calentamiento global, pero que California con esfuerzos conjuntos puede continuar creciendo/teniendo éxito, tanto en sentido figurado como literal.

Pero lejos de todos son igualmente esperanzadores. Científicos de la agencia espacial estadounidense NASA han advertido que el agua se habrá acabado dentro de un año y que California por lo tanto corre riesgo de experimentar un colapso de agua. Y varios científicos climáticos de EE.UU. han advertido que la actual sequía es sólo el comienzo de un largo período de tiempo más cálido y más seco en el suroeste de Estados Unidos. A principios de este año constató por ejemplo Jason Smerdon, investigador climático de la Universidad de Columbia, que la sequía es la peor en 1.000 años, y que bien puede continuar durante varias décadas.

– Las sequías que la gente en California antes ha experimentado probablemente puedan parecer un paseo por el Jardín del Edén en comparación con lo que vemos ahora. No hemos visto ninguna vez el tipo de sequía que ahora tenemos delante de nosotros en la historia moderna de Estados Unidos.

Según Jason Smerdon y otros expertos pueden California y otros estados del suroeste llegar a secarse por completo en las próximas décadas.

Hay solo unos 52 km de Palm Springs a la pequeña población del desierto Joshua Tree. A pesar de eso es la diferencia palpable. En Joshua Tree no hay palmerales, piscinas o campos de golf. Aquí vive la gente una vida en armonía con el clima del desierto.

KIM STRINGFELLOWKim Stringfellow vierte un vaso de agua, apoyada en el fregadero. Ella es aclamada artista, fotógrafa y activista ecologista y ha dedicado toda su carrera a explorar el medio ambiente en California; sobre todo, es el tema del agua el que captó su interés. Por eso estoy sentado en su cocina. Quiero conseguir/conocer su opinión sobre la sequía y el futuro de California. Quiero conseguir otra entrada a la de los políticos y científicos. Ella dice que hay algo apocalíptico sobre toda la situación.

– Civilizaciones han colapsado antes. Esta vez es tal vez el turno de California.

Ella apunta a una pila de periódicos sobre la mesa de la cocina.

– Cada día dedican Los Angeles Times y otros grandes periódicos locales varias páginas a la sequía. Pero escriben sobre el tema como si fuese un problema administrativo y técnico. No un problema de civilización.

Ella toma un sorbo de agua y luego continúa.

– Para mí no se trata de tecnología o de administración sino de mentalidad.

Vuelve la cabeza hacia la carretera nacional fuera y asienta con la cabeza en dirección a Palm Springs. Dice que la ciudad del desierto a unas millas de distancia puede aparentar como un paraíso, pero que en realidad es el atrio del infierno.

– Exactamente así aparenta la carretera a la hecatombe. Es un paraíso de riego artificial y exuberante. Creemos que podemos conseguir florecer el desierto sin que esto cueste nada. Pero es por supuesto ingenuo.

Ella dice que ve a Palm Springs como una metáfora para el mundo occidental en su conjunto.

– Allí, entre campos de golf, piscinas y palmerales de regadío artificial, se hace evidente que nos vemos a nosotros mismos como los señores de la Tierra. Creemos que podemos hacer como queremos. Todo eso se encuentra profundamente en nuestra mentalidad, en nuestra herencia espiritual judeo cristiana.

Ella se calla, coloca el vaso en el fregadero y desaparece en la sala de estar. Al cabo de unos minutos vuelve con un libro en la mano. Lo abre y lee un breve párrafo en voz alta:

– «El destino del hombre es poseer toda la Tierra; el destino de la Tierra es ser objeto de hombre. No puede haber una conquista total de la Tierra, ninguna satisfacción real para la humanidad, si grandes porciones de la Tierra siguen estando más allá de nuestro control.” ***

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Cierra el libro y dice que las palabras pertenecen a John Widtsoe, uno de los arquitectos del cultivo del desierto durante principios del siglo diecinueve.

– Nuestra economía y nuestra mentalidad requieren que constantemente expandamos y añadamos nuevas zonas bajo nosotros. Pero ahora ya no va más. Ahora hemos llegado al límite absoluto. Aquí en California ya no podemos ignorar sobre que el hombre ha cambiado el clima.

Por eso sostiene Kim Stringfellow, debemos firmar un nuevo contrato con la naturaleza. Debemos darnos cuenta de que hemos pasado la frontera y que ahora nos enfrentamos a un colapso.

Mucho de lo que Kim Stringfellow dice ha sido repetido por activistas ambientales durante décadas. Pero a diferencia de muchos otros cree ella después de todo en el futuro de California. Es por eso que la he buscado. Ella está convencida de que la solución a esa crisis, que en cierto modo es de California, pero también de todo el mundo, se encuentra aquí, al borde de la hecatombe.

– La historia de Estados Unidos, pero quizás especialmente la historia de California, es la historia de los límites que constantemente se mudan hacia adelante. El nuevo frente no se trata de conquistar nuevos terrenos, sino sobre el clima. Ahora tenemos que aprender a vivir de una forma completamente nueva. Tal vez, razona ella, es la sociedad californiana extremadamente adecuada para la adaptación.

– California es una sociedad muy  nueva. Estamos acostumbrados a los cambios y estamos acostumbrados a reinventarnos. Nuevos estilos de vida son fáciles de prosperar aquí.

Por encima de todo piensa ella que el estado de los EE.UU. puede convertirse en un laboratorio de nuevas ideas y nuevas formas de vida.

– Quizás podamos una vez más intermediar sueños al mundo. Pero esta vez no va a tratar sobre consumición y glamour, sino de una vida dentro de los límites del planeta. The final Frontier. La última Frontera.

Cuando conduzco de vuelta hacia Palm Springs pienso que bien puede estar en lo cierto. California se está acercando rápidamente al punto donde no queda más que adaptación y cambio. Tal vez vaya el sueño californiano entonces a obtener un nuevo y hermoso significado, como un sueño de una vida dentro de los límites absolutos del planeta. [Fuente: Drömmen kan snart vara slut – GÖTEBORGS-POSTEN]

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hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1914/04/14/015.html

Escobar incide, en primer lugar, en la diferencia entre cultivo de temporal y de secano. Algunos de los propietarios consultados por el ingeniero para el establecimiento de  granjas experimentales opinaban que, en realidad, era una práctica inmemorial en México, pero que en “nuestro afán de despreciar todo lo que es el país y encomiar todo lo extranjero, estamos empeñados en atribuirle a un norteamericano, como de invención reciente, el cultivo de secano”. Esta idea la achacaba Escobar a la confusión que muchos de los agricultores y propietarios tenían entre el temporal y su sistema mejorado, el secano. El primero era, y sigue siendo, una práctica tradicional de la agricultura mexicana por el cual se obtenían cosechas en función, básicamente, de las lluvias habidas a lo largo del ciclo agrícola; frente al temporal, el secano se aplicaba en aquellas regiones donde las lluvias no eran suficientes para cosechar y debían, entonces, realizarse ciertas labores que permitieran acumular agua en el subsuelo y obtener una producción rentable. En este sentido, resulta interesante comparar la definición que empleó Widtsoe en Dry-farming (1910) con la utilizada por Escobar en su El cultivo de secano (1914).

Widtsoe en su definición de secano incide en dos aspectos: uno denota un cierto conocimiento científico del medio como es el de la cantidad de precipitación; el otro, refiere a un aspecto que podía ser atractivo al futuro colono de las tierras norteamericanas. Según este autor, esta técnica era “la producción rentable de cultivos útiles en tierras que reciben anualmente menos de 600 mm de precipitación”. Por su lado, Escobar entiende el secano como la “técnica necesaria para lograr cosechar en lugares donde la precipitación no es suficiente para producirlas por los procedimientos ordinarios de cultivo”; más adelante delimitó a partir de la precipitación las regiones en las que podría ser necesario su uso, esto es, entre 250 y 600 mm de lluvia anual. […] [Temporal y regadío en el agro mexicano. Política y Agricultura en el México de principios del siglo XX]

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