¿Finaliza la UEM en avería?

eu -3Una palabra ha sido sobre todo central en la crisis actual del euro: deuda. Pero la crisis de hoy no trata de la montaña de la deuda en sí, sino de algo mucho más difícil de resolver. De qué solución resulte determina el futuro de la unión, escribe Peter Benson de SvD Näringsliv.

Las deudas son sólo un síntoma. Realmente trata la crisis del euro de que la Europa del sur nunca ha conseguido mantener el mismo ritmo que los competidores del norte de Europa. Mientras que cada país tenía su propia moneda no había ninguna tragedia en esto. Las diferencias en el desarrollo de la productividad podían entonces ser reguladas con que el marco alemán anualmente se reforzaba algún porcentaje frente a los países competidores más débiles.

Con el euro cambió todo eso y ahora Europa debe elegir entre dos males, la peste y el cólera.

El artículo sobre los escenarios de la crisis del euro muestra cómo los costos laborales por unidad han cambiado desde que se introdujo el euro. En Alemania los costes se han incrementado un cero por ciento, mientras que en Italia y España son ahora alrededor de un tercio más caros. El tipo de cambio del euro balancea sin embargo entre estos dos extremos lo que significa que las exportaciones alemanas obtienen aceleración turbo de una moneda débil al mismo tiempo que lo contrario se aplica a Italia y España.

Para ellos la moneda es demasiado fuerte por lo que no tienen ninguna posibilidad en la competencia. Y año tras año sólo aumenta la brecha entre los altos y bajos suministradores. Una dinámica similar se aplica a la tasa de interés que el BCE establece. Hogueras de inflación se prenden mientras que los países en deflación obtienen altas tasas de interés real. El euro no conduce pues a armonización sino que hace lo contrario, que las distorsiones y disparidades crecen exponencialmente.

Por lo tanto es lógico que algunos países ajusten al máximo los ramos exportación, innovación y productividad, mientras que otros se estancan y se cargan con deudas insostenibles. Así no puede continuar. Con el pincel grueso se puede en su lugar pintar dos escenarios principales para el futuro. Estos escenarios llamo yo «El euro se rompe» y «Bruselas toma el poder«.

Son nombres ‘titulísticos’ que capturan muchas variaciones. Por ejemplo es «Bruselas» en este caso un nombre colectivo para la UE, BCE y una serie de otras constelaciones actuales y futuras con denominador común que asumen el poder real de los países miembros. En el corto plazo hay una amplia gama de alternativas a estas dos vías principales, pero todas las soluciones sostenibles están basadas en que la UEM elige el camino. O bien desintegración o centralización. Todas las posiciones intermedias son de carácter temporal, lo que no menos muestra el manejo provisional de la crisis de los tres últimos tres años.

Las dos pistas principales y cómo estas afectan al norte y al sur de Europa respectivamente se describen en el artículo aquí.

¿No puede entonces haber un final feliz? Bueno, hay muchos que cobran/se les paga para decirlo. Ellos sostienen que «más Europa» sin duda puede resolver todos los problemas, ya que al mismo tiempo se piensa que los europeos en el espacio de pocos años se pueden transformar en más similares entre sí.

El sur de Europa se ‘alemanizará’ en su enfoque de trabajo y deber, y los alemanes serán persuadidos a aceptar más del estilo de vida latino donde el trabajo y las facturas deben esperar hasta mañana. Hay sin embargo cero evidencias de que tales cambios de personalidad de ninguna manera se pueden ordenar y menos aún en corto tiempo.

Pero cabilderos bancarios y eurócratas hacen cualquier cosa para fomentar el pensamiento deseoso ya que favorece sus esfuerzos por un estado-UE. Para la élite de Bruselas se trata de poder y en ser capaces de ‘jamar’ continuamente guisos de carne cada vez mayores. Para los bancos se trata de salvar sus vidas y ganar cientos de miles de millardos en el proceso.

Se acostumbra afirmar que la UE es un proyecto de paz. En una forma. Pero entonces pienso yo en el Tratado de Versalles 1919 y nada más. O sea, una mezcla venenosa de análisis básico errado, cínico juego de poder e idealismo ingenuo que resultó en que media Europa perdió toda esperanza en el futuro.

Si la vía-Bruselas gana puede el sur de Europa ser atrapado en un cepo no muy distinto de la República de Weimar. No terminó bien. En una futura crónica razonaré más sobre a donde creo que la UEM está en camino – avería o centralización. [svd.se//eurokrisens-scenarier-haveri-eller-okat-makt-till-bryssel]

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