El erotismo en el trabajo

ERLa psicóloga, sexóloga y especialista en erótica femenina, reflexiona sobre una situación casi cotidiana, y que inquieta a la mayoría: el despliegue del deseo en el «laburo». Por qué ocurre y cómo devolver esos fuegos a la pareja.

Es habitual encontrarnos con la pregunta sobre las causas del despliegue erótico en el territorio laboral o profesional. ¿Por qué las trampas son frecuentes en el trabajo?, nos preguntamos. Estemos de un lado (¿víctimas?) o del otro (¿infieles?), el tema siempre inquieta… El asunto de los «ratones» alrededor del tema es un hecho innegable, ya se trate de «él», nuestro varón (y las múltiples fantasías, celos y paranoias que nos dispara su comportamiento en el laburo), o se trate de nosotras y nuestros deslices culposos con nuestros cómplices cotidianos.

Algunas referencias «eruditas» al respecto:

*  El erotismo tiene como característica esencial la inclinación hacia el misterio, lo no anticipable, lo no esperable, lo incierto. Se lleva pésimo con la rutina, lo estable, lo seguro. Adora la complicidad y el misterio. Se engolosina cuando le permitimos jugar con la imaginación, la creatividad, lo lúdico. Se lleva bárbaro con la transgresión y la ruptura de mandatos y normas. Aborrece lo estructurado y lo sistemático. Su mística se mueve a sus anchas en toda situación donde el cortejo y la seducción lo habite.

*  En nuestro día a día, el espacio de lo laboral cuenta con muchas de estas posibilidades, agregando además que permite asegurar el resguardo de la intimidad, el sentido de lo propio. No nos exige exposición, no requiere que ocupemos más tiempo en la búsqueda de intensidades y nos da la confianza de estar entre pares, iguales, amigos.

Lo llamativo es que todo aquello que desarrollamos en esta zona lo retiramos del área de lo privado. De hecho, nos arreglamos para ir a trabajar, nos maquillamos y perfumamos y ensanchamos nuestros mejores recursos, mientras que en casa nos aburguesamos, nos desatendemos, nos desalineamos y nos abandonamos.

El espacio de lo privado, de este modo, se torna rutinario y aburrido. Llegamos a casa, más o menos todos los días ocurre lo mismo, no hay sorpresas, no hay misterio.

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En nuestra pareja tenemos seguridad, estructura, solidez, amor anticipado, tenemos el aval de la sociedad que nos sostiene en el formato adecuado, lo correcto, lo que está bien. Ocurre entonces que, en un giro argumentativo, usamos estas razones para explicar nuestra necesidad de «poner afuera» nuestras mejores cosas.

Vale entonces ampliar el interrogante:

¿Cómo insertar los valores del erotismo en el espacio elegido, en la pareja de amor?

¿Cómo incluir la transgresión, la ruptura de lo establecido en nuestro sólido matrimonio?

¿Cómo abrirle las puertas a nuestra abandonada seducción en un vínculo que se supone y se sabe y se espera cierto y eterno?. […] [Por Adriana Arias, psicóloga y sexóloga/entremujeres.com/pareja/vinculos/adriana_arias-sexologa-erotismo-trabajo-infidelidad-deseo-sexo-celos-trampa]

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