Al llegar a Foz de Iguazú nos hospedamos en un hotel y al día siguiente cogimos el autobús para visitar las famosas cataratas.
Nos sentamos en un banco, no muy lejos del entonces llamado «Hotel Tropical das Cataratas» administrado por el grupo Varig (hoy «Hotel das Cataratas» administrado por el grupo Belmond*), con la idea de comer los ‘sanduiches de presunto assado’ que habíamos comprado en un bar de Foz do Iguaçu y beber las cervezas Brahma grandes que acabábamos de sacar de la bolsa de plástico, dejando esta debajo del banco. Estábamos disfrutando ya de la ‘sabrosa’ Brahma cuando quedamos estupefactos al ver que uno de estos raros animales de hocico alargado y puntiagudo salía corriendo a toda hostia en dirección abajo hacia las cataratas con la bolsa de plástico colgada de su ‘boca-nariz-todo-en-uno!. Salí corriendo para alzanzar al animal pero me fue imposible.
Nunca mejor aquello de ‘se aprende hasta el día que vas a la tumba’.
No habíamos leído nada ni nadie nos había informado sobre esos animales.
Que eran indefensos pero salvajes y que había que andar con mucho cuidado si llevaba uno bolsas de plástico con comida, porque lo primero que hacen es intentar robártela.
Que eran muy atrevidos y que apenas ven una bolsa de plástico ahí están intentando robártela.
Que la mala costumbre de los visitantes, de alimentarlos, hace que engorden y se vuelvan agresivos.
Que a menudo se mueven a sus anchas agrupados en bandas de entre 5 a 20 individuos por los senderos y zonas donde huelen que hay comida, cerca de turistas, cafaterías y restaurantes.
Que se dedican a robar comida de las bolsas de plástico a los turistas metiendo el hocico o mordiendo la bolsa con su ‘boca-nariz-todo-en-uno’ ligeramente dirigida hacia arriba.