Sobre el asiento de la bici a Sydney

Sobre el asiento de la bici a Sydney

Ir/viajar en bici más de 4360 km entre Perth y Sydney requiere planificación, paciencia y una cabeza fría. Esta última en doble sentido. Una garganta seca y un sol implacable son compañeros constantes para quien opta por atravesar el «Down Under» en bicicleta.

Una mirada rápida al mapa muestra que Terra Australis es un lugar bastante desolado. Viven unas cuantas personas alrededor de Perth, en el oeste y el sureste. Por lo demás, no mucho. Outback, como se llama al interior remoto y semiárido de Australia, sigue siendo una aventura. También para el que conduce coche se trata de estar preparado. El calor, las distancias y la falta de agua se han cobrado vidas hasta en ‘tiempos modernos’.

90 mile straight

La señal que se encuentra con el ciclista (90-mile straight) en (Caiguna Roashouse) no es ninguna broma.

En la Llanura de Nullarbor/Nullarbor Plain (entre Balladonia y Caiguna en el sur de Australia el agua es oro. Así que después de haber pedaleado a través de una recta de 150 km es solo doblarse. El codicado líquido no es gratuito.

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El que quiera atravesar Australia hoy lo hace a menudo a través de la autopista Eire (Eyre Highway) y la Llanura de Nullarbor. Nullarbor deriva del latín nullus, «no», y arbor, «árbol», o sea, cero árboles, pero el hecho es que hay tanto árboles como bosquecillos a lo largo de la carretera. Sin embargo, no muchos. Por el contrario es cercano a cero en términos de personas. Algunos ‘moteles’, llamados ‘Roadhouse’, es casi todo.

La Llanura de Nullarbor comienza oficialmente en Norseman, que se puede llegar después de poco más de una semana en bici desde Perth. La localidad nunca va a ganar algunos premios de belleza, pero es el último lugar para abastecerse para el largo viaje a través del desierto.

Therese Wade opera el Railway Motel y se encuentra cada semana con gente que viaja en bici a través de Australia.

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– Algunos son excéntricos, pero la mayoría está bien preparada. En realidad, es una de las alegrías de llevar hotel aquí, te encuentras con casi todos los que van a atravesar Nullarbor en bici, dice ella.

Therese es una persona bastante extraña en Norseman. Experimentada en viajes, de mente abierta y curiosa, rompe en la de otro modo somnolienta y de mente estrecha sociedad. Por ejemplo viaja su novio en bici en este momento dando la vuelta al mundo. El otro día me llamó desde un pueblo en Japón.

– Norseman es un típico pueblacho outback de mala muerte. La población disminuye, pocas personas tienen formación y los que salen del pueblacho rara vez regresan. Por ejemplo, tuve problemas para conseguir un electricista cuando compré el hotel e iba a renovarlo. Al final resultó que un policía en el pueblo curraba extra como electricista y pudo ayudarme, dice Therese que vino a Norseman hace seis años.

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Elijo tomar un día extra de descanso en el «hotel del ferrocarril», antes de lanzarme al desierto. Theresa me da una bota para beber agua que otro ciclista se dejó. Alberga 10 litros y es una opción mejor que botellas.

Temprano, temprano por la mañana el 30 de octubre salgo hacia el este. Siento un poco de nervios en el estómago. Aunque he revisado la bici cuidadosemente, nunca se sabe lo que puede pasar y no hay ningún taller de bicicletas hasta Port Augusta. Son 1.660 km hacia el este, más o menos la misma distancia que entre Gotemburgo y Kiruna. A veces hay más de 200 km entre las áreas de descanso.

Después de media hora bicicleteando llego a una cuesta abajo. La vista no es regocijante para los ojos, pero me doy cuenta de lo que tengo frente a mí.

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Una  interminable llanura de arbustos bajo sol abrasador. Recuerdo las palabras de Therese antes de abandonar Norseman. «A veces llamamos a la llanura de ‘Nullar-aburrido’, te darás cuenta de por qué. Bebe aun cuando no tengas sed. Descansa bajo un árbol cuando el sol está cuando más alto. Pedalea lo más que puedas cuando está nublado. Y no olvides nunca el aceite protector solar!«. 

Los primeros días en Nullarbor son sin embargo bastante agradables. Tengo el viento en la espalda, no hace demasiado calor y es fácil de pernoctar. Es suficiente con encontrar un bosquecillo con árboles, llevar la bici a cierta distancia de la carretera y montar la tienda de campaña. El terreno es plano y no hay maleza. El riesgo de ser visto en el desolado terreno es igual a cero. El único visitante es un dingo curioso a altas horas de la noche.

Irónicamente es la carretera en sí misma la primera «atracción». La recta que comienza a algunas decenas de kilómetros después del Balladonia Hotel Motel aparenta de hecho como todas las demás – si no fuesa porque es de 145.6 km de larga y va bajo el nombre de «90 mile straight”. Si va uno a ser realmente exigente mide en realidad 90,5 millas… y sin duda una de las rectas más largas del mundo.

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– Con una buena alineación de las ruedas se puede dormir una hora detrás de las manillas, bromea Algie Paul, con quien me encuentro en un área de descanso un poco más tarde.

Algie es uno de todos los australianos que exploran su país con autocaravana. También explora algunas bebidas de malta cuando lo veo, pero sus historias son emocionantes. Él es de Brisbane, pero ha viajado por todo el oeste de Australia durante seis meses. Ha habido averías de motor (‘motorstopp’) en el desierto, tormentas de arena e interminables horas al volante.

– Mi destino es Tasmania, pero deberá tomar su tiempo. Estoy jubilado, no tengo prisa, dice él al mismo tiempo que dice adiós con la mano y abre una nueva cerveza.

Poco antes de la frontera con Australia Meridional (South Australia) se encuentra Eucla. Es la única «localidad» en la parte de Australia Occidental de la autopista Eyre; la población asciende a 86 habitantas, lo que son 10 menos que en 1898.

No pasa mucho en Eucla, pero en 1971-1972 figuró el pueblo en los medios de todo el mundo. Se informó que una mujer rubia se había vuelto salvaje y que vivía medio desnuda entre canguros en terrenos salvajes. Como prueba se presentó un video amateur granulado de una mujer vestida de piel de canguro que agarraba a uno de los animales en la cola. Periodistas y fotógrafos asediaron Eucla, pero pronto se reveló que se trataba de un engaño. La mujer era novia de un cazador de canguros local y todo fue una manera de conseguir publicidad y – quizás – aliviar el aburrimiento.

A juzgar por el desarrollo demográfico tuvo la broma cierto efecto: Ahora viven más de diez veces más en Eucla que en 1971. Cuántas personas han venido por causa de la mujer semidesnuda no está sin embargo claro…

Australia Meridional (South Australia) da la bienvenida con la mejor atracción de Nullarbor: Bunda cliffs. Aquí se encuentran tierra y mar de la manera más dramática; abrutos acantilados verticales de piedra caliza de una altura de entre 60 y 120 metros a lo largo de un tramo de unos 100 kilómetros. Varios miradores bien ordenados están ubicados con señalizaciones habituales para no moverse fuera de la valla. Pocos se preocupan sin embargo en la búsqueda de la foto perfecta.

Un poco más tarde me encuentro con un viejo conocido. Es Adrian Moult, con quien me encontré dos veces antes en un área de descanso y una gasolinera respectivamente. Su radiador gotea y él vierte agua de un bidón con la esperanza de poder conducir algunas millas más sin que hierva. Conseguir un nuevo radiador en Nullarbor lleva tiempo y es costoso. Así que el coche de Adrian se asemeja a un acuario, y peor se pondrá la cosa. Después del Nundroo Hotel Motel se encuentra de nuevo al borde de la carretera cuando paso a su lado en bicicleta. La correa del ventilador se ha jodido y la ruta de Adrian a Victoria de repente se siente el doble de larga. Afortunadamente, acabamos de pasar por una gasolinera.

– La próxima vez que conduzca a través de Nullarbor será en un coche sensato, dice Andrew cuando nos despedimos por última vez.

Y así viene el primer día realmente caluroso. El termómetro se acerca a 40 grados por la tarde y debo alargar mi siesta a la sombra varias veces. Es insoportable! El agua en la bota tampoco se refresca, al contrario. Afortunadamente, un coche se detiene y me da una botella de bebida energética, pero se siente como una gota en el océano. O más bien en el desierto. En el futuro resultará en un día de descanso en temperaturas similares.

Cuando llego a Penong se siente como si Nullarbor empieza a acabarse. Claro, es todavía la misma monótona estepa con ”bluebush” como única flora. Pero después de Penong quedan solo 78 kilometros a Ceduna, el extremo oriental de la llanura. Ese tramo se siente como un calentamiento. Después de más de tres semanas por las carreteras de Australia está el sentido de la distancia distorsionado.

– Cuando 300 kilómetros se siente corto has comenzado a pensar como un australiano, se ríe Graeme Smith, dueño del Penong Caravan Park tomando una cerveza.

Un poco más tarde me doy cuenta de que tiene razón. Aunque quedan más de 230 millas al destino final Sydney se siente asequible.

Quizás sea la bici la mejor manera de experimentar el «outback» de Australia. La sensación de las infinitas extensiones, el aire seco, el silencio y la soledad nunca pueden ser percibidas de la misma manera en un coche.

Luego es así como un marinero sueco dijo: No se necesita estar loco, pero ayuda.

Así fue la gira:

[Fuente: På cykelsadel till Sydney – DN.SE]

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